Padre misericordioso, te damos gracias por haber regalado la Espiritualidad de la Cruz a tu Iglesia, por medio de Concepción Cabrera, esposa y madre de familia. Por su intercesión, concédeme la gracia de...., a fin de que esta laica, mística y apóstol, sea contada entre tus santos. (Menciona tus intenciones).
Que su ejemplo sirva de estímulo a quienes formamos la Iglesia, para que, dóciles al Espíritu Santo, colaboremos con Jesucristo en la salvación del mundo. Amén.
Ven, Espíritu Creador,
visita nuestras almas
y llena con la gracia divina
los corazones que Tú creaste.
Eres el Paráclito,
el don de Dios Altísimo,
fuente viva, fuego, amor
y espiritual unción.
Autor de los siete dones,
dedo de la diestra paterna,
fiel promesa del Padre
que enriquece nuestra palabra.
Ilumina los sentidos,
infunde amor en los corazones
y conforta sin cesar
nuestra fragilidad.
Ahuyenta al enemigo,
danos pronto la paz,
contigo como guía
evitemos todo mal.
Por Ti conozcamos al Padre
y también al Hijo
y confiemos siempre en Ti,
Espíritu de ambos.
Gloria a Dios Padre
y al Hijo que resucitó
y al Espíritu Paráclito
por todos los siglos. Amén.
V. Envía tu Espíritu y todo será creado.
(Tiempo Pascual: Aleluya)
R. Y renovarás la faz de la tierra.
(Tiempo Pascual: Aleluya)
Oremos: Oh Dios que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo, haz que seamos dóciles a tu Espíritu para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Examen de previsión. Momento en silencio en que preparamos el día frente a Dios.
Angelus
V. El Angel del Señor anunció a María.
R. Y concibió del Espíritu Santo.
Dios te salve, María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...
V. El Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María...
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que nosotros, que por el anuncio del Ángel conocimos la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y su Cruz, lleguemos a la gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Regina Coeli (Se reza en el Tiempo Pascual)
V. Reina del Cielo, Aleluya.
R. Porque el Señor, a quien mereciste engendrar, Aleluya.
V. Resucitó según su palabra, Aleluya.
R. Ruega a Dios por nosotros, Aleluya.
V. Alégrate, Virgen María, Aleluya.
R. Porque resucitó el Señor, Aleluya.
Oremos: Oh, Dios, que has alegrado al mundo con la Resurrección de tu Hijo, Jesucristo Nuestro Señor, concédenos por su Madre la Virgen María, llegar al gozo de la eternidad. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creemos y esperamos en Ti; te amamos y te pedimos la gracia de vivir en unión íntima y constante contigo.
Padre Celestial, por tu gran misericordia enviaste a Jesucristo, tu Hijo, y nos revelaste el designio de salvación que Él consumó en la Cruz. Nos proponemos incorporarnos fielmente a Él, para tu mayor gloria, sobre todo recibiendo con amor las cruces que te dignes enviarnos.
Jesús, Sacerdote Eterno, Hostia inmaculada, ayúdanos a transformarnos en Ti haciendo como Tú la voluntad del Padre con obediencia perfecta y humildad de corazón.
Espíritu Santo, ilumínanos e infunde en nosotros el amor de Dios. Para vivir nuestra consagración a Ti, seremos dóciles a tus inspiraciones y trabajaremos para que las almas te conozcan y te amen.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra, queremos meditar y compartir tus dolores, especialmente los que padeciste en favor de la Iglesia después de la Ascensión de tu Hijo. En tu presencia renovamos nuestra entrega a Dios, alcánzanos las gracias que necesitamos para guardarla fielmente y bendice a los que pertenecemos a las Obras de la Cruz.
V. San José, esposo de María.
R. Protege nuestra Obra y pide para nosotros la gracia de perseverar en ella y morir santamente.
V. Santos Ángeles Custodios.
R. Guiadnos para que seamos verdaderos miembros de la Obra de la Cruz.
V. Por los Sacerdotes.
R. Señor, llénalos de fe y de caridad apostólica.
V. La mies es mucha, pero los obreros pocos.
R. Envía, Señor, obreros a tu mies.
V. Por aquellos que tienen el encargo de guiarnos.
R. Pastor Eterno, asístelos, para que dóciles a tu voluntad, conduzcan con espíritu de caridad a sus hermanos, ayudándolos a corresponder fielmente a su vocación.
Ofrecimiento del Verbo Encarnado
Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. Impulsados por la caridad que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, nos ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos por tu amor en las ocasiones que se nos presenten, implorando gracias para el mundo y la Iglesia, especialmente por tus sacerdotes.
Jesús, Salvador de los hombres ¡Sálvalos!
Consagración al Espíritu Santo
¡Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía y mi Fuerza y el Amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame, con María y en María, en Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.
V. El Angel del Señor anunció a María.
R. Y concibió del Espíritu Santo.
Dios te salve, María...
V. He aquí la esclava del Señor.
R. Hágase en mí según tu palabra.
Dios te salve, María...
V. El Verbo se hizo carne.
R. Y habitó entre nosotros.
Dios te salve, María...
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Oremos: Infunde, Señor, tu gracia en nuestras almas, para que nosotros, que por el anuncio del Ángel conocimos la Encarnación de tu Hijo Jesucristo, por su Pasión y su Cruz, lleguemos a la gloria de la Resurrección. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Regina Coeli (Se reza en el Tiempo Pascual)
V. Reina del Cielo, Aleluya.
R. Porque el Señor, a quien mereciste engendrar, Aleluya.
V. Resucitó según su palabra, Aleluya.
R. Ruega a Dios por nosotros, Aleluya.
V. Alégrate, Virgen María, Aleluya.
R. Porque resucitó el Señor, Aleluya.
Oremos: Oh, Dios, que has alegrado al mundo con la Resurrección de tu Hijo, Jesucristo Nuestro Señor, concédenos por su Madre la Virgen María, llegar al gozo de la eternidad. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, creemos y esperamos en Ti; te amamos y te pedimos la gracia de vivir en unión íntima y constante contigo.
Padre Celestial, por tu gran misericordia enviaste a Jesucristo, tu Hijo, y nos revelaste el designio de salvación que Él consumó en la Cruz. Nos proponemos incorporarnos fielmente a Él, para tu mayor gloria, sobre todo recibiendo con amor las cruces que te dignes enviarnos.
Jesús, Sacerdote Eterno, Hostia inmaculada, ayúdanos a transformarnos en Ti haciendo como Tú la voluntad del Padre con obediencia perfecta y humildad de corazón.
Espíritu Santo, ilumínanos e infunde en nosotros el amor de Dios. Para vivir nuestra consagración a Ti, seremos dóciles a tus inspiraciones y trabajaremos para que las almas te conozcan y te amen.
María, Madre de Jesús y Madre nuestra, queremos meditar y compartir tus dolores, especialmente los que padeciste en favor de la Iglesia después de la Ascensión de tu Hijo. En tu presencia renovamos nuestra entrega a Dios, alcánzanos las gracias que necesitamos para guardarla fielmente y bendice a los que pertenecemos a las Obras de la Cruz.
V. San José, esposo de María.
R. Protege nuestra Obra y pide para nosotros la gracia de perseverar en ella y morir santamente.
V. Santos Ángeles Custodios.
R. Guiadnos para que seamos verdaderos miembros de la Obra de la Cruz.
V. Por los Sacerdotes.
R. Señor, llénalos de fe y de caridad apostólica.
V. La mies es mucha, pero los obreros pocos.
R. Envía, Señor, obreros a tu mies.
V. Por aquellos que tienen el encargo de guiarnos.
R. Pastor Eterno, asístelos, para que dóciles a tu voluntad, conduzcan con espíritu de caridad a sus hermanos, ayudándolos a corresponder fielmente a su vocación.
Padre Santo, por las manos de María te ofrecemos como víctima al Verbo Encarnado, en quien tienes todas tus complacencias. Impulsados por la caridad que el Espíritu Santo ha derramado en nuestros corazones, nos ofrecemos constantemente en su unión como hostias vivas y nos sacrificaremos por tu amor en las ocasiones que se nos presenten, implorando gracias para el mundo y la Iglesia, especialmente por tus sacerdotes.
Jesús, Salvador de los hombres ¡Sálvalos!
¡Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía y mi Fuerza y el Amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame, con María y en María, en Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.
Padre Misericordioso, de quien todo procede, te damos gracias por todos tus beneficios, perdona nuestras faltas e ingratitudes y míranos con paternal bondad.
Jesús, Salvador de los hombres, que en tu Corazón nos manifiestas tu amor infinito y tus dolores sacerdotales, concédenos contemplarlos con amor agradecido, compartirlos contigo y ofrecerte un consuelo alcanzando gracias en favor de tu Iglesia y especialmente de los sacerdotes.
Espíritu Santo, que procedes del Padre y del Hijo, ven, habita en nuestras almas, y para hacernos hostias vivas con Jesús, concédenos participar de su amor, pureza y sacrificio.
Pidamos las gracias de vivir con María el misterio de la Pasión de Cristo:
De pie junto a la Cruz,
lloraba la Madre dolorosa
mientras su Hijo moría.
Madre, fuente de amor,
quiero estar ahí contigo
y asociarme a tu dolor.
Graba en mi alma la muerte de Cristo,
que participe de su pasión
y recuerde siempre sus llagas.
Haz que sienta sus heridas,
que arda en amor a la Cruz
y a la sangre de tu Hijo.
Cuando salga de esta vida,
concédeme, Cristo, por tu Madre,
la palma de la victoria. Amén.
V. San Miguel, protector nuestro.
R. Ruega por nosotros.
V. Por la canonización de la Beata Concepción Cabrera, de los Venerables: Félix de Jesús, Ramón Ibarra y Moisés Lira, y de los Siervos de Dios: Luis María Martínez, Alfonso Pérez y Pablo Guzmán.
R. Glorifica a tus Siervos, Señor.
V. Por nuestros bienhechores,
R. Recompénsalos Señor, con tus gracias y con la plenitud de la vida eterna.
V. Por los fieles difuntos, en especial por los sacerdotes y los nuestros.
R. Por tu muerte y resurrección admítelos, Señor, en tu Reino.
Bendición: El Espíritu Santo, fuente de toda pureza, nos la comunique por medio de la Cruz y guarde nuestros cuerpos y nuestras almas siempre puros. Amén.
¡Oh, mi amado Padre, que estás en los cielos! Te ofrezco en unión con el Corazón de mi Jesús y el Corazón adolorido de mi Madre amadísima, todos los instantes de mi vida, para que así como dispusiste del Verbo Encarnado en favor de todos los hombres, dispongas también de mí.
Me ofrezco como víctima en favor de los sacerdotes, que tanto amas, para que sean lo que tú quieres, parecidos y transformados en tu Jesús, por la divina intervención del Espíritu Santo.
Oh, Madre mía, por tus manos benditas, por tus dolores, y por tus amargas lágrimas, por tu purísimo Corazón tan espinado y lanceado como el de tu Jesús, ofrezco al Divino Padre mi donación y sacrificio entero, desde ahora hasta mi último suspiro.
(Venerable Félix de Jesús Rougier, M.Sp.S.)
Oh Espíritu Santo! Recibe la consagración perfecta y absoluta de todo mi ser. Dígnate ser en adelante, en cada uno de los instantes de mi vida y en cada una de mis acciones, mi Director, mi Luz, mi Guía y mi Fuerza y el Amor de mi corazón.
Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas y quiero ser siempre dócil a tus inspiraciones.
¡Oh Espíritu Santo! Transfórmame, con María y en María, en Cristo Jesús, para gloria del Padre y salvación del mundo. Amén.
Ven, Espíritu Santo,
y envía desde el cielo
un rayo de luz.
Ven, padre de los pobres;
ven, dador de los dones;
ven, luz de los corazones.
Consolador magnífico,
dulce huésped del alma,
suave alivio.
Descanso en la fatiga,
brisa en el ardiente estío,
consuelo en el llanto.
¡Oh, Luz santísima,
llena lo más íntimo
de los corazones de tus fieles!
Sin tu ayuda
nada hay en el hombre,
nada que sea bueno.
Lava lo que está sucio,
riega lo que está seco,
sana lo que está enfermo.
Doblega lo que está rígido,
calienta lo que está frío,
endereza lo que está desviado.
Concede a tus fieles
que en ti confían,
tus siete dones.
Dales el premio de la virtud,
dales el puerto de salvación,
dales la felicidad eterna. Amén.
Misterios Gozosos (Lunes, Sábado)
1. La Anunciación
Virgen bendita, concédenos el recibir con fe la Palabra de Dios y permanecer humildemente dóciles a su gracia que nos hará fecundos en frutos de salvación. Por Jesucristo Nuestro Señor.
2. La Visitación
Virgen Bendita, concédenos el llevar a Cristo a nuestros hermanos, con la solicitud de la caridad y el celo de la fe.
3. El nacimiento de Jesús
Virgen bendita, concédenos pobreza de alma para recibir a Cristo y darle todo nuestro amor.
4. La presentación de Jesús en el Templo
Virgen bendita, Madre nuestra, te rogamos ofrecernos al Señor con un alma pura y presentarnos un día en el templo de su gloria.
5. El encuentro de Jesús en el Templo
Virgen bendita, concede a todos aquellos que buscan a Cristo, el encontrarlo en su Santa Iglesia y haz que busquemos sin cesar su rostro en el templo de nuestra alma.
Misterios Dolorosos (Martes, Viernes)
1. La agonía en el Huerto
Virgen dolorosa, concédenos una verdadera contrición de nuestras faltas y una sumisión filial a la voluntad crucificante de Dios.
2. La flagelación
Virgen dolorosa, concédenos el soportar pacientemente los sufrimientos corporales y "crucificar nuestra carne con sus codicias" por Jesucristo, nuestro Señor.
3. La coronación de espinas
Virgen dolorosa, concede a los confesores de la fe, el aceptar con alegría los insultos, las persecuciones y las calumnias por el nombre de Cristo, ya que su recompensa será grande en los cielos.
4. Jesús con la Cruz a cuestas
Virgen dolorosa, concédenos el llevar con entereza nuestra cruz de cada día para seguir a Cristo, como expiación de nuestras faltas y de las de nuestros hermanos.
5. Jesús muere en la Cruz
Virgen dolorosa, reúne a todos los hombres al pié de la cruz, para que recojan los frutos de salvación y que sean uno en Jesucristo Nuestro Señor.
Misterios Gloriosos (Domingo, Miércoles)
1. La Resurrección
Virgen Gloriosa, concédenos una fe ardiente en Cristo resucitado y la gracia de vivir una nueva vida en El, no por nosotros, sino por Dios.
2. La Ascensión
Virgen Gloriosa, concédenos vivir en santa esperanza mientras "que llega la gloria de nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo. (Ti 2/13)
3. La venida del Espíritu Santo
Virgen Gloriosa, pide al Espíritu Santo, el inflamar nuestros corazones con el amor de Dios para irradiar este amor entre nuestros hermanos, en Jesucristo nuestro Señor.
4. La Asunción de María
Virgen Gloriosa, elevada a los cielos, en la noche de este mundo, sé Tú nuestra estrella que nos guíe hacia Cristo y nos lleve a la vista de su gloria.
5. La Coronación de María
Virgen Gloriosa, coronada por Dios Reina del mundo, concédenos la verdadera paz, en la verdad, la justicia y el reino de Jesucristo nuestro Señor.
Misterios Luminosos (Jueves)
1. El Bautismo de Jesús en el Jordán
2. Las Bodas de Caná
3. La Proclamación del Reino de Dios
4. La Transfiguración
5. La Institución de la Eucaristía
Dios te salve, María Santísima, Hija de Dios Padre, en tus manos encomiendo mi fe para que la ilumines, llena eres de gracia…
Dios te salve, María Santísima, Madre de Dios Hijo, en tus manos encomiendo mi esperanza para que la alientes, llena eres de gracia…
Dios te salve, María Santísima, Esposa de Dios Espíritu Santo, en tus manos encomiendo mi caridad para que la inflames, llena eres de gracia...
Dios te Salve
Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti clamamos los desterrados hijos de Eva, a ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clemente, Oh piadosa, Oh dulce Virgen María!
V. Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
ten piedad de nosotros
Dios Hijo, Redentor del mundo,
ten piedad de nosotros
Dios Espíritu Santo,
ten piedad de nosotros.
Trinidad Santa, un solo Dios,
ten piedad de nosotros
Santa María, ruega por nosotros (después de cada invocación)
Santa Madre de Dios,
Santa Virgen de las vírgenes,
Madre de Cristo,
Madre de la divina gracia,
Madre purísima,
Madre castísima,
Madre virginal,
Madre sin mancha de pecado,
Madre Inmaculada,
Madre amable,
Madre admirable,
Madre del buen consejo,
Madre del Creador,
Madre del Salvador,
Virgen prudentísima,
Virgen digna de veneración,
Virgen digna de alabanza,
Virgen poderosa,
Virgen clemente,
Virgen fiel,
Espejo de justicia,
Trono de sabiduría,
Causa de nuestra alegría,
Vaso espiritual,
Vaso digno de honor,
Vaso insigne de devoción,
Rosa mística,
Torre de David,
Torre de marfil,
Casa de oro,
Arca de la Alianza,
Puerta del cielo,
Estrella de la mañana,
Salud de los enfermos,
Refugio de los pecadores,
Consuelo de los afligidos,
Auxilio de los cristianos,
Reina de los ángeles,
Reina de los patriarcas,
Reina de los profetas,
Reina de los apóstoles,
Reina de los mártires,
Reina de los confesores,
Reina de las vírgenes,
Reina de los santos,
Reina concebida sin pecado original,
Reina asunta al cielo,
Reina del Santísimo Rosario,
Reina de la paz.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
perdónanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
escúchanos, Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo,
ten piedad de nosotros.
V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
Oremos: Concede, Señor y Dios nuestro, a tus siervos, gozar de perpetua salud de alma y cuerpo; y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada siempre Virgen María, líbranos de las tristezas presentes y llévanos a gozar de las alegrías eternas. Te lo pedimos por Cristo Nuestro Señor. Amén.
Acuérdate, Oh piadosísima Virgen María, que no se ha oído decir hasta ahora que alguno que recurriese a tu patrocinio, implorase tu auxilio o pidiese tu socorro, haya sido abandonado por ti. Yo animado por esta confianza, vengo a ti, me refugio en ti; yo, pecador, gimo delante de ti. No quieras, Oh Madre del Verbo Eterno despreciar mis súplicas, óyeme favorable y haz lo que te pido. Amén.
El "Via Crucis" es recordar con amor y agradecimiento lo mucho que Jesús sufrió por salvarnos del pecado. Te animarás a cargar con las cruces de cada día, si recuerdas con frecuencia las estaciones o pasos de Jesús hasta su muerte en la Cruz.
Oración
Señor Dios nuestro, que quisiste que tu Hijo muriera en la Cruz por nosotros para arrancarnos del poder de Satanás, haz que podamos recibir la gracia de la Resurrección.
Al comienzo de cada Estación se repite:
V. Te adoramos, Señor, y te bendecimos,
R. Porque por tu Santa Cruz redimiste al mundo.
1ª Estación: Jesús sentenciado a muerte
Sentenciado y no por un tribunal, sino por todos. Condenado por los mismos que le habían aclamado poco antes. Y El calla...
Nosotros huimos de ser reprochados. Y saltamos inmediatamente...
Dame, Señor, imitarte, uniéndome a Ti por el silencio cuando alguien me haga sufrir. Yo lo merezco. ¡Ayúdame!
Al final de cada Estación se repite:
Señor, pequé, ten piedad y misericordia de mí.
2ª Estación: Jesús cargado con la Cruz
Que yo comprenda, Señor, el valor de la cruz, de mis pequeñas cruces de cada día, de mis achaques, de mis dolencias, de mi soledad.
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis hermanos, mi cruz de cada día.
3ª Estación: Jesús cae, por primera vez, bajo el peso de la Cruz
Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias, cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti!
4ª Estación: Jesús encuentra a su Santísima Madre
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
5ª Estación: El Cirineo ayuda al Señor a llevar la Cruz
Cada uno de nosotros tenemos nuestra vocación, hemos venido al mundo para algo concreto, para realizarnos de una manera particular. ¿Cuál es la mía y cómo la llevo a cabo?
Pero hay algo, Señor, que es misión mía y de todos: la de ser Cirineo de los demás, la de ayudar a todos. ¿Cómo llevo adelante la realización de mi misión de Cirineo?
6ª Estación: La Verónica enjuga el rostro de Jesús
Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor, te abandono cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti. Y en tantas otras ocasiones.
Ayúdame a no dejarme llevar por el respeto humano, por el "qué dirán".
7ª Estación: Jesús cae por segunda vez
Caes, Señor, por segunda vez. El Via Crucis nos señala tres caídas en tu caminar hacia el Calvario. Tal vez fueran más.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás, por un error, por una equivocación?. ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede convertir en ofrenda?
8ª Estación: Jesús consuela a las Hijas de Jerusalén
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Debería llorar por mi falta de correspondencia a tus innumerables beneficios de cada día, que me manifiestan, Señor, cuánto me quieres.
Dame profunda gratitud y correspondencia a tu misericordia.
9ª Estación: Jesús cae por tercera vez
Tercera caída. Más cerca de la Cruz. Más agotado, más falto de fuerzas. Caes desfallecido, Señor.
Yo digo que me pesan los años, que no soy el de antes, que me siento incapaz.
Dame, Señor, imitarte en esta tercera caída y haz que mi desfallecimiento sea beneficioso para otros, porque te lo doy a Ti para ellos.
10ª Estación: Jesús despojado de sus vestiduras
Arrancan tus vestiduras, adheridas a Ti por la sangre de tus heridas.
A infinita distancia de tu dolor, yo he sentido, a veces, cómo algo se arrancaba dolorosamente de mí por la pérdida de mis seres queridos. Que yo sepa ofrecerte el recuerdo de las separaciones que me desgarraron, uniéndome a tu pasión y esforzándome en consolar a los que sufren, huyendo de mi propio egoísmo.
11ª Estación: Jesús clavado en la Cruz
Señor, que yo disminuya mis limitaciones con mi esfuerzo y así pueda ayudar a mis hermanos. Y que cuando mi esfuerzo no consiga disminuirlas, me esfuerce en ofrecértelas también por ellos.
12ª Estación: Jesús muere en la Cruz
Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!
Has muerto por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco por la salvación de mis hermanos.
13ª Estación: Jesús es bajado de la Cruz
Déjame estar a tu lado, Madre, especialmente en estos momentos de tu dolor incomparable. Déjame estar a tu lado. Más te pido: que hoy y siempre me tengas cerca de Ti y te compadezcas de mí.
¡Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía!
14ª Estación: Jesús es puesto en el sepulcro
Todo ha terminado. Pero no: después de la muerte, la Resurrección. Enséñame a ver lo que pasa, lo transitorio y pasajero, a la luz de lo que no pasa. Y que esa luz ilumine todos mis actos. Así sea.
Oración Final
Te suplico, Señor, que me concedas, por intercesión de tu Madre la Virgen, que cada vez que medite tu Pasión, quede grabado en mí con marca de actualidad constante, lo que Tú has hecho por mí y tus constantes beneficios. Haz, Señor, que me acompañe, durante toda mi vida, un agradecimiento inmenso a tu Bondad.
Virgen Santísima de los Dolores, mírame cargando la cruz de mi sufrimiento; acompáñame como acompañaste a tu Hijo Jesús en el camino del Calvario; eres mi Madre y te necesito. Ayúdame a sufrir con amor y esperanza para que mi dolor redentor en las manos de Dios se convierta en un gran bien para la salvación de las almas. Amén.
Padre Celestial, para mayor gloria de tu Santo Nombre, te ofrecemos al Verbo Encarnado que acabamos de recibir en el Sacramento de su Amor, y en quien tienes todas tus complacencias. Nos ofrecemos en su unión por manos de María Inmaculada, por la santificación y multiplicación de tus sacerdotes.
Derrama en ellos tu Divino Espíritu, enamóralos de la Cruz y haz muy fecundo su apostolado. Amén.
Padre Santo, por intercesión de nuestra Señora de Guadalupe, te pedimos que derrames la abundancia de tu Espíritu sobre las Obras de la Cruz, a fin de que el mensaje de salvación que tu Hijo comunicó a la Iglesia por medio de la Beata Concepción Cabrera de Armida, se extienda por todo el mundo, para tu mayor gloria, consuelo del Sagrado Corazón de Jesús y reinado del Espíritu Santo. Te lo pedimos por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
¡Jesús, salvador de los hombres, sálvalos!
Oración de Intercesión de la Beata Concepción Cabrera Laica, mística y apóstol Padre misericordioso, te damos gracias por haber regalado la Espiritualidad de la Cruz a tu Iglesia, por medio de Concepción Cabrera, esposa y madre de familia. Por su intercesión, concédeme la gracia de...., a fin de que esta laica, mística y apóstol, sea contada entre tus santos. Que su ejemplo sirva de estímulo a quienes formamos la Iglesia, para que, dóciles al Espíritu Santo, colaboremos con Jesucristo en la salvación del mundo. Amén. |